Resumen de acontecimientos...
Algo que no sabemos de dónde viene, va guiándonos por los caminos que quiere, y gracias a eso, hemos descubierto momentos maravillosos. Estando en Oaxaca nos enteramos del festival de títeres en Tlaxcala y no nos pudimos resistir. Vale e Isabel nos acompañaron hasta Puebla, donde hicimos unas actuaciones nocturnas con las tres jaranas y donde sucedió aquel hecho memorable donde le coloqué el micrófono en la boca al negrito en vez de a la titiritera Betty (que es la que hace la voz). Partimos solas al día siguiente para llegar con tiempo a Tlaxcala, ya que faltaba un día para el festival y no nos queríamos perder el desfile. En el camino la Casiopea tuvo varios contratiempos que nos costaron nuestra pobre economía del momento. Se rompió el distribuidor, cosa cara!
El día del desfile de títeres pudimos participar llevando unas estructuras de caballos de un grupo de títeres de Tlaxcala. Vimos el show de Pavel, un titiritero Checo y comenzamos a llenarnos de emoción por todas las demás obras que venían durante la semana.
El Maestro Alberto Palmero nos ofreció aparcar frente a su museo del títere, en el que días después nos dio un recorrido guiado con la compañía de su nieto Diego.
Actuábamos con el negrito por las mañanas, en los cafecitos alrededor del zócalo, cantando son jarocho y vendiendo títeres. También nos permitieron actuar en el lobby del teatro antes y después de las funciones y conseguimos entrar gratis a todas las obras.
Así fue como comenzamos a hacernos amigas de los diferentes titiriteros del festival. Además el primer día nos sumamos a una visita guiada que les hicieron a todo el grupo, en diferentes puntos de la ciudad.
Conocimos a la familia de Alberto, surgían pláticas bien interesantes en los desayunos y los almuerzos. Nos invitaron a ver “La Caperucita Roja” que iba presentando en escuelas de diferentes municipios. Nos encantó. También fuimos con él al Estado de México, a presentar la Araña flacucha y el show de Tito en un hospital de niños muy grande.
Todas las funciones que vimos fueron muy diferentes entre ellas y todas muy buenas, nos encantó la carpa de los hermanos Flores porque nunca habíamos estado en una carpa de titiriteros.
Fuimos a tomar talleres en la Escuela Latinoamericana del Arte de los títeres, en su sede de Sta. María Chiautempan. Actuación, dramaturgia y construcción de marionetas. Aprendimos muchísimo y además nos abrió la imaginación.
Tras dos semanas, nos movimos al garaje de Xico, que tiene un patio precioso donde pudimos estirar cada mañana y sentarnos a leer bajo el sol. Fuimos tres veces al centro cultural de Amer y Xico, un día dimos el show y un tallercito de reciclado. Otro los ayudamos a pintar su pared de escalada porque eran sede de un encuentro de montañistas.
En las tardes continuábamos trabajando en los cafés, y en la mañana en la feria del libro nos dieron un puesto. También dimos un show en la feria del libro.
Allí conocimos a los chicos del proyecto inmensidad, donde conectaban a las plantas unos cablecitos que medían su campo magnético y lo hacían sonar, de manera que cuando alguien tocaba la planta, al alterar su campo magnético, podíamos escuchar a la planta hacer música, y de esta manera nos dábamos cuanta que las plantas sienten. En el panteón hicieron las conexiones con un árbol.
Un día seguimos a una estatua viviente increíble(El cartero)y fuimos a parar en el festival de teatro, donde nos encontramos con un grupo de jaraneros y organizamos un buen fandango para el otro día. Y celebramos!
El día del desfile de títeres pudimos participar llevando unas estructuras de caballos de un grupo de títeres de Tlaxcala. Vimos el show de Pavel, un titiritero Checo y comenzamos a llenarnos de emoción por todas las demás obras que venían durante la semana.
El Maestro Alberto Palmero nos ofreció aparcar frente a su museo del títere, en el que días después nos dio un recorrido guiado con la compañía de su nieto Diego.
Actuábamos con el negrito por las mañanas, en los cafecitos alrededor del zócalo, cantando son jarocho y vendiendo títeres. También nos permitieron actuar en el lobby del teatro antes y después de las funciones y conseguimos entrar gratis a todas las obras.
Así fue como comenzamos a hacernos amigas de los diferentes titiriteros del festival. Además el primer día nos sumamos a una visita guiada que les hicieron a todo el grupo, en diferentes puntos de la ciudad.
Conocimos a la familia de Alberto, surgían pláticas bien interesantes en los desayunos y los almuerzos. Nos invitaron a ver “La Caperucita Roja” que iba presentando en escuelas de diferentes municipios. Nos encantó. También fuimos con él al Estado de México, a presentar la Araña flacucha y el show de Tito en un hospital de niños muy grande.
Todas las funciones que vimos fueron muy diferentes entre ellas y todas muy buenas, nos encantó la carpa de los hermanos Flores porque nunca habíamos estado en una carpa de titiriteros.
Fuimos a tomar talleres en la Escuela Latinoamericana del Arte de los títeres, en su sede de Sta. María Chiautempan. Actuación, dramaturgia y construcción de marionetas. Aprendimos muchísimo y además nos abrió la imaginación.
Tras dos semanas, nos movimos al garaje de Xico, que tiene un patio precioso donde pudimos estirar cada mañana y sentarnos a leer bajo el sol. Fuimos tres veces al centro cultural de Amer y Xico, un día dimos el show y un tallercito de reciclado. Otro los ayudamos a pintar su pared de escalada porque eran sede de un encuentro de montañistas.
En las tardes continuábamos trabajando en los cafés, y en la mañana en la feria del libro nos dieron un puesto. También dimos un show en la feria del libro.
Allí conocimos a los chicos del proyecto inmensidad, donde conectaban a las plantas unos cablecitos que medían su campo magnético y lo hacían sonar, de manera que cuando alguien tocaba la planta, al alterar su campo magnético, podíamos escuchar a la planta hacer música, y de esta manera nos dábamos cuanta que las plantas sienten. En el panteón hicieron las conexiones con un árbol.
Un día seguimos a una estatua viviente increíble(El cartero)y fuimos a parar en el festival de teatro, donde nos encontramos con un grupo de jaraneros y organizamos un buen fandango para el otro día. Y celebramos!
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