La vida tiene mucha gente y la gente tiene mucha vida. Cada imagen que traen los recuerdos, cada momento que se revive en la mente como queriéndolo regresar y capturar para que dure un poco más. Entre la gente se van tejiendo hilos que cruzan mares, continentes enteros, suben y bajan montañas, se entretejen y se enrroscan los hilos de unos con los otros. Se forma una enrredadera, como una tela de araña que atrapa a todos aquellos que andan queriendo tejer el mundo, caen en su propio enrredijo. Es bello ver a todos los personajes y personajas capturados en aquel telón de araña, porque se atrevieron a creer en ese hilo imperceptible que dejaban tras de si en su caminata, marcharan a donde marcharan. Siempre terminaban entrelazados en aquella red que cada vez se volvía más densa y preciada porque daba la seguridad de que aquellos lazos de hilo fino y quebradizo, correspondientes a la domesticación de seres por el camino, nunca se pulverizarían porque estaban en constante renovación de hilos y tejedores. INSTRUCCIONES PARA VOLAR UN PAPALOTE materiales: papalote, papel china, hilo, colas de tela, rama, botella vacía, policía de tránsito, resistol, cola-voladores, resistol, paracaídas, chaleco salvavidas, largavistas. Para comenzar a volar su papalote busque un lugar desértico de cables de electricidad y amplio, para que usted pueda deslizarse con soltura por el lugar sin sucitar accidentes. Uno de los cola- voladores sostiene el papalote y el otro la cola de la cometa (por ello el nombre cola-volador). Usted sólo se encargará de sostener el carrete de hilo y correr velozmente para que se eleve la dichosa cometa. Tenga mucho cuidado de que el hilo no se le vaya a escapar, esto puede causar la perdida absoluta de su papalote así como tambien puede causar algún tipo de accidente aéreo entre los pájaros espantados. No podemos procurar rivalizar con las aves autóctonas ya que se ponen a la defensiva y debemos protejer nuestros ojos de los picos filosos de aquellas. Si su papalote logra elevarse la primera vez, usted debe brindarle todo el hilo que le pida,. Si hace falta más hilo, pida a un cola- volador (que estarán completamente embobados observando con la boca abierta como vuela la cometa), que le brinde el "carrete de emergencia para papalotes exigentes". Amarrelo al extremo del hilo, con un nudo profesional, cuide de no dejar amarrado su dedo allí. Si el papalote se elevó pero de inmediato se lanzó de pico contra el suelo, es muy provable que le haga falta más cola, si olvidó la cola, puede usar su pañoleta del cuello o amarrar en la cola la botella o la rama. Quizás sea necesario que usted corra más rápido, en sentido contrario al viento y de espaldas a él, es decir: correrá marcha atrás observando su papalote. Sea cauto, use buen calzado. Si sufre de problemas respiratorios será mejor que se convierta en cola-volador. Recuerde amarrarse bien las agujetas de su calzado y el cinturón de su pantalón o podrá sufrir un accidente vergonzoso mientras estaá concentrado corriendo y observando hacia arriba. Es muy importante que antes de volar su papalote revise que se haya puesto ropa interior, por cualquier disfunción de su cinturón . A veces es necesario acudir a los policías de tránsito, si no es que se ofrecen voluntariamente a ayudarle. En Tlacotalpan ellos tienen una educación estricta en el volado de papalotes y lo podrán asesorar, así como detener los carros cuando usted se halle en medio de la calle intentando conducir su papalote por las corrientes de aire más fuertes y limpias con beneplácito. Si su papalote se avería, no se preocupe,lo más seguro es que necesite papel china y resistol para colocarle unos parchesitos en donde se le han hecho los hoyos. Si el accidente fue fatal y cayó al mar o bajo un coche, deberá tomar cartas en el asunto, consolar a los niños que lloren al ver que usted es un total fracaso, respirar profundo, controlar sus emociones y continuar su vida con la misma actitud previa a su desaire con los papalotes. Si aún no ha logrado mantener su papalote volando por más de un minuto y ya ha corrido demasiado, descanse, hidratese y realice algunos estiramientos, principalente de piernas y el brazo con el cual sostiene el hilo. Tenga mucho cuidado con la cola, porque es traicionera y a veces busca enrredar a los cola- voladores y llevárselos a volar y los avienta muy lejos. No permita que el cansancio y la desesperación por volar el papalote le traiga problemas funcionales: sea cauteloso al correr, no se acerque a los postes, zanjas o ríos. Si lo está haciendo en el techo de su casa, deberá colocar alambrado en los límites o colocar un muro de concreto. Volar un papalote no es una tarea fácil, no lo haga sin el acompañamiento de un mayor. No fume ni beba antes ni durante la experiencia. En caso de traumatismos y golpes generados con los postes de luz, consulte a su médico. Lleve siempre colocado su paracaídas y su chaleco por si la cola enloquece y le quiere dar un paseo gratuito sobre el río Papaloapan. Unos largavistas serían buenos, usted pordrá contemplar aves endémicas y migratorias como el "martín pescador", el"aguililla" , garzas, patos, también podrá ver camarones y jaibas. Si usded es extranjero y encuentra por allí un ave de su país, podrá pedirle que lo acerque a su casa, nada más cierre sus ojos y duermase un largo rato. Al despertar estará sano y salvo, cerca de su familia y listo para contar una aventura que nunca se le olvidará, "las aventuras al volar un papalote en las orillas del Papaloapan". Advertencia: A veces las avecillas recién nacidas están esperando el paso de una cometa para realizar sus vuelos prematuros, vuele lejos de los nidos, porque las madres pájaro enfurecidas son la principal causa de defunción en el rubro de los papaloteros. El titiritero Alberto cambiaba sin ánimo de enrriquecerse, las erres por eles y a las eses le gustaba comérselas. Confesaba que a algunos amigos se les hacía raro aquella mala costumbre “ Tan malo será el comunismo que se tienen que comer sus propios excrementos” pensaban sus amigos. Él reprochaba " pero si en cuba todos nos comemos las eses". Sus amigos le servian un plato repleto de frijoles, arroz y tortillas, para que ya no se las comiera. Alberto agradecía pero seguía comiéndose las eses cuando hablaba en cualquier discurso, conferencia o coloquio. Era su sello de cubano, porque había llegado en una embarcación con el miedo curtiéndole la piel como flechas emponzoñadas por un brujo que pretendía moverlo como pieza de ajedrez y lo único que quizo guardar consigo fueron su familia y su manera de hablar. Había que olvidar el servicio militar, los santeros, las malas jugadas, y hacerse al mar como uno se hace al destino. Metió a la familia en la maleta, los hizo pequeñitos para que nadie los viera. Armó con pliegos de un periodico un barquito de papel, se llevó su brújula y unos largavistas, caña de pescar, café, tabaco y azúcar y con un pasesito mágico, se lanzó a cruzar el mar transparente. Los delfines lo guiaron un poco y lo protegieron de los tiburones hambrientos, las tortugas lo movieron cuando el barquito se varó en una roca. Las gabiotas le tiraron unos pescados en la popa cuando las tormentas no le permitían comer por varios días. El sol le secó la embarcación tras las fuertes lluvias y los protegió de sus propios rayos para que no se le ampollara la piel con la sal. La lluvia quizo llenarles sus pomos de agua. Y la luna los iluminó durante las noches para que Alberto no perdiera el rumbo. Alberto se hizo titiritero, porque aprendió que todo es posible con la magia que uno sea capaz de crear entre las manos y que habían muchos otros sueños que realizar de tantos niños y niñas navegantes de los libros, las nubes y las calles.
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