lunes, 3 de octubre de 2016
miércoles, 14 de septiembre de 2016
sábado, 30 de abril de 2016
Costa Rica Tuanis
OJOS QUE NO VEN, CORAZÓN QUE NO SIENTE
Durante mucho tiempo pensé y sostuve que aquel refrán
tan repetido en nuestra sociedad era inaceptable: “ojos que no ven,
corazón que no siente”. ¿Qué quiere decir? ¿Acaso las personas
invidentes tienen menor sensibilidad ante el mundo? No lo creo, yo he
visto que sus sentidos están mucho más agudizados que los nuestros
a quienes la vista nos funciona como lince. Entonces he peleado con
aquella frase dicha ta a menudo y casi sin reflexionar su
significado. Pero este viaje está lleno de sorpresas y unos días en
la playa en Costa Rica me permitieron comprender algo más de aquel
dicho popular.
Una tardecita de sol potente en las costas del
Pacífico, me dispuse a tenderme sobre la arena para absorber un poco
de aquellos rayos ultravioletas para ayudar a la absorción del
calcio en mis huesos y la reproducción de los carotenos en mi blanca
piel. Pocos momentos antes habíamos cerrado una discusión fuerte
con mi amiga Liliana, que con el carácter que la caracteriza se
había entretenido durante un rato extrayendo, sin la menor
delicadeza, a los pequeños cangrejos (del tamaño de mi uña más
chica) de sus caracoles que habitaban. Yo argumentaba que era una
grosería de su parte y una falta de respeto realizar aquel acto de
salvajismo, ya que lograba identificarme muy bien con aquellos
cangrejos ermitaños. La concha marina que ellos cargaban en su
espalda me recordaba a mi querida Casiopea (la combi VW en la que
viajamos), una casa rodante que se detiene donde quiera y cada día
puede cambiar de sitio. Pareció que uno de los cangrejos leyó mi
pensamiento porque de pronto sacó tema de plática:
- Aquí los cangrejos “ticos”, mae, somos muy dichosos y privilegiados, cada uno tiene su propia vivienda, agua caliente, drenaje, piso firme y techo digno, nuestro gobierno si sabe- comentó uno de ellos y luego me guiñó un ojo, pronunciando aquella frase célebre de la región- Es bien “tuanis”mae, cada playa nos ofrece diferentes diseños de hogares, desde monoambientes, castillos, mansiones, antiguas casonas rococó...
Estuvimos intercambiando impresiones de lo que
significaba para nosotros el vivir cada día en un nuevo lugar, la
belleza de dormir cobijados por el firmamento, poder observar el
recorrido lunar y solar, tener acceso a las primeras filas en el cine
de las constelaciones. La conversación se volvió muy interesante y
ya eran varios los cangrejos que participaban de ella. Uno de ellos
puso en la mesa un tema de debate: ¿ por qué los humanos les han
nombrado ermitaños, si en el diccionario la palabra “ermitaño”
denomina a las personas que no salen de sus casas y son de alguna
manera antisociales? Ellos no se consideran antisociales, no salen de
sus casas porque se la llevan con ellos, pero aman viajar, recorrer y
conocer nuevas orillas, los diferentes estilos de arena, diseños de
conchas, la diversidad de la fauna y flora, los idiomas de los
turistas etc. Yo estaba indignada con aquella imposición de mis
colegas de etiquetar a los pobres cangrejos con un adjetivo que no
les describía en absoluto, la plática fue cada vez más interesante
y hasta se armó una fogata con cuentos y leyendas compartidas, uno
de los cangrejos sacó un violín ( que es el único instrumento que
pueden tocar de costado) y nos durmió con una bella melodía de
cuna.
Cuando desperté sentí que el suelo se movía y no era
por el “guaro Cacique” que estuvimos tomando, sino que estaba
siendo transportada (amarrada) por millares de los mini cangrejos,
eran como arenas movedizas que en vez de hundirse se deslizaban
velozmente hacia un lado. Primero me ha dado risa pero cuando me
percaté de lo que realmente sucedía quedé como paralizada. Me
metieron en una cueva donde nos esperaba un cangrejo me me doblaba en
tamaño y a su al rededor yacían cráneos y otros tipos de huesos
que mentiría si quisiera explicitar sus nombres, pero estoy segura
de que juntándolos podría armar un esqueleto entero. En un
principio me entusiasmé pensando en una nueva obra de marionetas de
calaveras bailarinas pero pronto regresé a la cruda realidad .No
sabía que decir ni que hacer, pensé que quizás generando confianza
se podría calmar aquella tensión incómoda del ambiente.
- Q-q-que pinz-z-zas tan g-grandes t-tienes! - exclamé, fingiendo calma y optimismo.
- Son para agarrar mejor!- respondió de mal humor
- Q-q-que cuerpo t-t-tan grande t-t-tienes!- le dije- Es porque como lo mejor!- me respondió furioso haciendo rechinar sus pinzas.
En ese momento miré a aquellos que pensaba que eran
mis amigos para pedirles una explicación. Mis manos sudaban y mis
piernas temblaban, pero no pude reconocer a mis amigos cangrejos
porque todos llevaban paliacates cubriendo sus rostros. De pronto,
sin dolor alguno, comencé a ver que los cangrejos se alejaban de mi
con partes de mi cuerpo, uno se llevaba mi nariz, otro la oreja, la
otra oreja, mi boca se la llevaba otro cangrejo, mi ojo se lo
llevaron y luego el otro ojo y a partir de allí ya no supe lo que
pasó.
Sólo se que me ha ayudado a comprender aquel viejo
refrán dicho ta a menudo y casi sin reflexionar su significado.
AL QUE MADRUGA DIOS LO AYUDA
Hay otro refrán que en Costa Rica pude comprender: “Al que madruga, Dios lo ayuda”.
Costa Rica es un país muy rico en biodiversidad: al ser un pequeño trozo de tierra entre dos mares a los seres vivos terrestres y aéreos no les queda más opción que apretarse como los chinos. Los árboles son como edificios repletos de inquilinos voladores que pasan inadvertidos, camuflados entre hojas y flores. Por supuesto que no sólo viven allí las aves, también vive la comida de las aves, porque a ellas les gustan los platos frescos. La comida de los pájaros es muy variada y colorida en este país, los pequeños artrópodos son los que hacen que esta patria sea tan bella forestalmente. La puntualidad, la exactitud y exigencia de estos seres de esqueleto quitinoso es tanta que en la noche podemos escuchar, (principalmente a las chicharras) como le dan cuerda a sus relojes despertadores para despertar temprano a trabajar. En aquel mundo de insectos cada uno cumple una función muy importante e imprescindible para mantener el verdor de la selva y por consiguiente la humedad de los ríos y cauces de agua. Así fue la vida en esta tierra preciosa desde antes de la conquista. Existía un equilibrio maravilloso en el vinculo de todas las especies y una regulación muy estricta en torno a la cadena alimenticia. Todas estas leyes y normas eran establecidas y reguladas por unos seres de nos más de un metro de altura, de cuerpo grueso y rasgos un poco toscos, ellos eran llamados los “Tuanis”. De allí viene la etimología de aquella frase tan utilizada por los Ticos (los costarricenses) “que Tuanis mae!” y que quiere decir que está todo muy bien, y es que cuando los Tuanis existían, realmente todo estaba muy bien. El problema o la catástrofe sucedió cuando unos anfibios un poco apartados de la comunidad Tuanis decidieron adueñarse de la selva, encantando a las demás especies mediante la imposición de una moda basada en la vestimenta : los “blue jeans”. Cuando los seres humanos descubrieron a la llamada “rana nacional” vistiendo a la moda de los pantalones azules, olvidaron de inmediato e ignoraron a los fabulosos Tuanis y empezaron a crear senderos, parques de atracción, zip lines, teleféricos, tours a caballo, canopy, etc. etc. En un principio los admiradores de las ranas “blue jeans” seguían su filosofía al pie de la letra, había que lucir los colores y formas frente a los humanos y nunca carecerían de alimentos. Fue una época muy sesentosa para todas las especies, salían de los huecos los seres más combinados de colores y diseños. Se promovió mucho el amor libre, entonces cuanto más se mezclaran las especies mejores combinaciones genéticas iban a aparecer. Así fue como el país se convirtió en un atractivo turístico maravilloso, donde a los extranjeros se les prometía ver en cuestión de días, monos cara blanca, monos aulladores, monos arañas, tucanes , quetzales, caballos, vacas, gallos, águilas, colibríes, perros, gatos, cascadas, termas, playas, peces, arrecifes, cocos, platanales, guayabas, lunas, atardeceres, chubascos, carne asada, casado, licuados de frutas, guaro y las más aclamadas y famosas ranitas “blue jeans”. Los gringos se iban deslumbrados con la panza llena y el corazón contento, contagiando el germen de su idioma en la gente local que poco a poco (a causa de la gran cantidad de extranjeros) iba olvidándose de que el país era de ellos y no de los turistas. Las chicharras y los insectos tan puntuales comenzaron a salir por la noche a beber guaro y siempre se olvidaban de dar cuerda a sus relojes, entonces todos los polinizadores faltaban a sus tareas por sufrir al día siguiente la “goma”, ”cruda”o “resaca”. La selva iba decayendo en su esplendor.
Pero los Tuanis eran muy sabios, traían con ellos un conocimiento ancestral recibido por ósmosis de los nativos de las diferentes provincias, los chorotegas, los bribris etc, fue así como en vez de adaptarse a la vida retro de las ranas fashion, estuvieron imaginando un plan para regresar todo a la normalidad. Los Tuanis se quedaron quietos hasta convertirse en madera y poco a poco comenzaron a poblar todos los alrededores, principalmente las tiendas de souvenirs y las tiendas que bordean las carreteras. Por todos lados comenzaban a estar aquellas estatuas grandes de madera y los turistas las compraban y las llevaban a sus países. El plan había sido organizado con mucho ingenio y paciencia para salvar a la selva y sus ríos de una posible muerte lenta y caótica. Los Tuanis hablaban entre sí a través de las vibraciones de la madera y también con los árboles se organizaban y se pasaban los mensajes exactos para llevar el plan de manera precisa y sin equivocaciones.
Cuando hubo los suficientes Tuanis repartidos por todo el mundo, comenzaron a ejercer el maléfico plan de regresar el mundo a sus antiguas formas. Organizaron temblores, explosiones volcánicas, huelgas de oxígeno donde los árboles dejaban de hacer la fotosíntesis durante varias semanas para que los humanos fueran muriendo lentamente. La gente fue notando el cambio y los científicos estudiando las razones que pudieran haber llevado a aquella intolerancia de la naturaleza. Sacaron campañas nacionales e internacionales de protección a la naturaleza e instrucciones de como hacer uso sano de sus recursos y un slogan muy útil que decía “al que madruga dios lo ayuda” pretendiendo que los insectos volvieran a colocar sus alarmas y despertar con ganas de polinizar y llenar de flores y vegetación la selva. Ninguna de las dos guerras tuvo éxito, los dos bandos: Tuanis versus Ecoturismo siguen en conflicto en este pequeño pedazo de tierra y los Tuanis siguen observándonos en las orillas de las carreteras queriéndose meter en nuestros carros para extinguirnos poco a poco.
Costa Rica es un país muy rico en biodiversidad: al ser un pequeño trozo de tierra entre dos mares a los seres vivos terrestres y aéreos no les queda más opción que apretarse como los chinos. Los árboles son como edificios repletos de inquilinos voladores que pasan inadvertidos, camuflados entre hojas y flores. Por supuesto que no sólo viven allí las aves, también vive la comida de las aves, porque a ellas les gustan los platos frescos. La comida de los pájaros es muy variada y colorida en este país, los pequeños artrópodos son los que hacen que esta patria sea tan bella forestalmente. La puntualidad, la exactitud y exigencia de estos seres de esqueleto quitinoso es tanta que en la noche podemos escuchar, (principalmente a las chicharras) como le dan cuerda a sus relojes despertadores para despertar temprano a trabajar. En aquel mundo de insectos cada uno cumple una función muy importante e imprescindible para mantener el verdor de la selva y por consiguiente la humedad de los ríos y cauces de agua. Así fue la vida en esta tierra preciosa desde antes de la conquista. Existía un equilibrio maravilloso en el vinculo de todas las especies y una regulación muy estricta en torno a la cadena alimenticia. Todas estas leyes y normas eran establecidas y reguladas por unos seres de nos más de un metro de altura, de cuerpo grueso y rasgos un poco toscos, ellos eran llamados los “Tuanis”. De allí viene la etimología de aquella frase tan utilizada por los Ticos (los costarricenses) “que Tuanis mae!” y que quiere decir que está todo muy bien, y es que cuando los Tuanis existían, realmente todo estaba muy bien. El problema o la catástrofe sucedió cuando unos anfibios un poco apartados de la comunidad Tuanis decidieron adueñarse de la selva, encantando a las demás especies mediante la imposición de una moda basada en la vestimenta : los “blue jeans”. Cuando los seres humanos descubrieron a la llamada “rana nacional” vistiendo a la moda de los pantalones azules, olvidaron de inmediato e ignoraron a los fabulosos Tuanis y empezaron a crear senderos, parques de atracción, zip lines, teleféricos, tours a caballo, canopy, etc. etc. En un principio los admiradores de las ranas “blue jeans” seguían su filosofía al pie de la letra, había que lucir los colores y formas frente a los humanos y nunca carecerían de alimentos. Fue una época muy sesentosa para todas las especies, salían de los huecos los seres más combinados de colores y diseños. Se promovió mucho el amor libre, entonces cuanto más se mezclaran las especies mejores combinaciones genéticas iban a aparecer. Así fue como el país se convirtió en un atractivo turístico maravilloso, donde a los extranjeros se les prometía ver en cuestión de días, monos cara blanca, monos aulladores, monos arañas, tucanes , quetzales, caballos, vacas, gallos, águilas, colibríes, perros, gatos, cascadas, termas, playas, peces, arrecifes, cocos, platanales, guayabas, lunas, atardeceres, chubascos, carne asada, casado, licuados de frutas, guaro y las más aclamadas y famosas ranitas “blue jeans”. Los gringos se iban deslumbrados con la panza llena y el corazón contento, contagiando el germen de su idioma en la gente local que poco a poco (a causa de la gran cantidad de extranjeros) iba olvidándose de que el país era de ellos y no de los turistas. Las chicharras y los insectos tan puntuales comenzaron a salir por la noche a beber guaro y siempre se olvidaban de dar cuerda a sus relojes, entonces todos los polinizadores faltaban a sus tareas por sufrir al día siguiente la “goma”, ”cruda”o “resaca”. La selva iba decayendo en su esplendor.
Pero los Tuanis eran muy sabios, traían con ellos un conocimiento ancestral recibido por ósmosis de los nativos de las diferentes provincias, los chorotegas, los bribris etc, fue así como en vez de adaptarse a la vida retro de las ranas fashion, estuvieron imaginando un plan para regresar todo a la normalidad. Los Tuanis se quedaron quietos hasta convertirse en madera y poco a poco comenzaron a poblar todos los alrededores, principalmente las tiendas de souvenirs y las tiendas que bordean las carreteras. Por todos lados comenzaban a estar aquellas estatuas grandes de madera y los turistas las compraban y las llevaban a sus países. El plan había sido organizado con mucho ingenio y paciencia para salvar a la selva y sus ríos de una posible muerte lenta y caótica. Los Tuanis hablaban entre sí a través de las vibraciones de la madera y también con los árboles se organizaban y se pasaban los mensajes exactos para llevar el plan de manera precisa y sin equivocaciones.
Cuando hubo los suficientes Tuanis repartidos por todo el mundo, comenzaron a ejercer el maléfico plan de regresar el mundo a sus antiguas formas. Organizaron temblores, explosiones volcánicas, huelgas de oxígeno donde los árboles dejaban de hacer la fotosíntesis durante varias semanas para que los humanos fueran muriendo lentamente. La gente fue notando el cambio y los científicos estudiando las razones que pudieran haber llevado a aquella intolerancia de la naturaleza. Sacaron campañas nacionales e internacionales de protección a la naturaleza e instrucciones de como hacer uso sano de sus recursos y un slogan muy útil que decía “al que madruga dios lo ayuda” pretendiendo que los insectos volvieran a colocar sus alarmas y despertar con ganas de polinizar y llenar de flores y vegetación la selva. Ninguna de las dos guerras tuvo éxito, los dos bandos: Tuanis versus Ecoturismo siguen en conflicto en este pequeño pedazo de tierra y los Tuanis siguen observándonos en las orillas de las carreteras queriéndose meter en nuestros carros para extinguirnos poco a poco.
cuento de Chiapas y otro de Nicaragua
EL
PÁJARO CUENTERO
Playa
Gigante, Nicaragua, febrero 2016
Había
una vez un pájaro carpintero que en lugar de muebles fabricaba
cuentos. Todo el tiempo iba y venía por el cielo, recorría muchos
lugares y les contaba a los árboles las historias que vivía en los
sitios que visitaba.
Sus
amigos pájaros ya estaban cansados de escuchar sus cuentos, decían
que era un mentiroso, que todo lo inventaba y que en vez de vivir sus
aventuras, lo que hacía era esperar en un refugio cercano,
inventando sus cuentos.
Pero
había un árbol que era pequeño y adoraba al pájaro cuentero. Los
árboles viejos le parecían muy aburridos y a él le gustaba mucho
imaginar las aventuras del pajarillo. Aquel cantaba sobre sus ramas
todas las historias hasta que se ponía el sol.
“A
unos quilómetros de aquí hay un mar inmenso, los hombres le
llamaron océano Pacífico, allí volando sobre las olas conocí un
montón de peces y gaviotas, hasta unos pelícanos conocí. Pero lo
más raro que me encontré fue una sirena perdida. Es como una mujer
con cola de pescado, y fíjate que bien bonita era mi sirena! Me la
encontré en una isleta y me puse a hablar con ella, hablaba en
idioma delfín, quien sabe por qué, pero como yo ya lo había
aprendido pudimos comunicarnos. Me contó que su mar era precioso,
pero que andaba perdida por que su intención era conocer el otro
lado, el océano Atántico, ya que varias ballenas le habían contado
cosas preciosas del otro mar.”
El
arbolito soñó aquella noche que le hubiese encantado más ser
sirena que árbol. No le gustaba estar clavado en un lugar, se
preguntaba cómo sería la sensación de nadar, el sumergirse en el
agua, el flotar, todo aquello que le contaba el pájaro cuentero él
lo quería vivir en madera propia.
Una
noche tormentosa con vientos muy fuertes sucedió el trágico suceso,
cuando el pájaro cuentero llegó a visitar a su amigo el pequeño
árbol, lo encontró desencajado, tumbado, muerto, secándose. Su
juventud no resistió la rudeza del aire enfadado.
El
pájaro cuentero lloró sobre el fino tronco de su amigo, pensaba en
lo efímera que puede ser la vida, en lo fugaz que puede ser un amor.
Pensaba en la inmortalidad de los árboles hasta que se le ocurrió
una idea.
Durante
una semana se lo vio trabajar, picaba y pulía el tronco casi sin
detenerse a comer. Hasta los pájaros que lo tildaban de mentiroso se
acercaron a ofrecerle alimentos y agua. Aquello tomaba forma y todo
el bosque observaba con curiosidad el trabajo del pájaro cuentero.
Cuando acabó se oyó una fiesta de trinos de pájaros que celebraban
aquella obra maestra. Entre todos le amarraron varias lianas y
volando comenzaron a elevarla; el pájaro cuentero los guiaba. Cuando
llegaron al océano dio la orden de lanzarla al mar.
A
más de un pájaro se lo vio llorar aquella tarde en que aquel joven
árbol convertido en sirena se hundió para descubrir el mar.
EQUIVOCADAS
Chiapas,
México, Diciembre 2015
Hace
mucho, mucho tiempo, en las tierras de Avariciu Burocrano, se
desencadenó un gran misterio: poco a poco, las mujeres del reino
comenzaban a desaparecer, una por una, sin poderse comprobar el por
qué.
La
primera fue Mireya, una joven que aún no cumplía los diez y ocho
años. En la misa que se realizó aquel domingo, el Padre apuntó que
no se preocuparan por la muchacha, seguramente estaba en otro pueblo,
ya que se adivinaba un ella un embarazo pecaminoso pre- marital,
razón por la cuál ella misma se condenó huyendo de su tierra
natal. Dio, a continuación, varios concejos relacionados a la
importancia del matrimonio.
La
segunda mujer fue Rosa, la mujer de Leonardo. Una noche no amaneció
en su casa, jamás la volvieron a ver. El Rey visitó personalmente
al esposo desolado, le aconsejó que no se echara al abandono ni se
deprimiera, su mujer había huido con otro hombre y el adulterio era
condenado por la iglesia.
La
tercera fue Maura, una señora mayor, soltera, sin familia más que
sus cuatro gatos y un arsenal de libros. Se dijo de Maura que se
volvió loca e igual que el Quijote, decidió partir a vivir las
aventuras en carne propia.
Luego
desaparecieron más y más mujeres, hasta perder la cuenta.
Se
volvió famoso aquel Reino como el sitio de las mujeres libertinas,
era muy mal visto por los reinos cercanos. La mujer ideal no debía
de interesarse más que en los quehaceres del hogar, el cuidado de
los niños, bordar y mantenerse bella y radiante para su marido. Pero
en el Reino de Avariciu las mujeres nacían equivocadas, traían un
gen rebelde que las hacía huir para realizar herejías en otros
lugares donde no las conocieran.
Maite
era una adolescente cuando corrió la primera noticia sangrienta del
pueblo: fue encontrada una mujer muerta en el río, sin ropas y ya
sin ningún órgano dentro. El suicidio de aquella mujer a nadie se
le hizo extraño, siempre había sufrido mucho porque era diferente a
todas las demás mujeres: estaba loca. Pero Maite solía visitarla,
jugaban juntas con figuras de migajón de pan. Maite jamás pudo
imaginar que Lucía se haya quitado la vida voluntariamente.
Fue
así como Maite comenzó a espiar el pueblo durante las noches,
porque daba la casualidad de que todas las mujeres habían
aprovechado la oscuridad para escapar de allí. Subida encima del
techo de su casa, esperaba alerta cualquier extraño suceso. Veía
que a las dos de la mañana se encendía una luz del castillo y
bajaba una sombra que al salir por la puerta resultaba ser un lobo
muy grande que caminaba sobre sus patas traseras. Maite lo perseguía
con la vista, lo veía entrar a varias casas y luego continuar su
recorrido. Una noche lo vio entrar en su casa y pudo ver lo que el
lobo hacía con su mamá. Maite no pudo contener un grito de espanto
y el lobo huyó corriendo, dejando a su madre tirada en el suelo y
llorando. Su mamá le gritó aquella noche, que no se metiera con el
lobo, que aquel era el precio que debían pagar las mujeres por vivir
allí.
Maite
salió tras el lobo, su mamá la hirió con aquellas palabras, ella
sólo había querido protegerla. El lobo notó que alguien lo
perseguía y continuó su paso nervioso tropezando varias veces,
hasta entrar nuevamente al castillo.
Al
día siguiente el Rey sacó un aviso para el pueblo, donde anunciaba
que un lobo se había metido en el castillo y que le ponía precio a
su cabeza.
Esa
noche con machetes y antorchas se levantó el Reino de Avariciu
Burocrano, a cazar al maldito animal. Las mujeres que ya lo conocían
bien llevaban mucha furia, a pesar de la oscuridad se les veía en
sus rostros la ira. Marchaba todo el pueblo armado, alumbrando la
zona, menos los niños, que quedaron en sus casas protegidos. Maite
observaba los fuegos desde el techo de su casa.
El
Rey tomaba el vino más fino en el castillo cuando llegaron a su
puerta con el acusado, el lobo no era más que un buen disfraz y
debajo de aquel atuendo se encontraba el viejo Rodolfo, un pastor de
ovejas, muy querido por el pueblo. Nadie podía creer que aquel
hombre hubiera sido el culpable de tantas desapariciones. Pero había
que justiciar todas aquellos homicidios, el Rey Avariciu no podía
dejar sin resolver aquel problema.
A
Rodolfo se le quemó vivo la siguiente mañana, ante la mirada de
todo el reino.
Pero
el lobo no murió, siguió visitando a las mujeres cada noche.
COSTA RICA
https://guerrillaudiovisual.wordpress.com/2016/04/14/recuperacion-de-tierras-en-iriria-bribri-ka-cabagra-costa-rica/
Se supone que la historia se estudia
para ser consientes de nuestro pasado y no caer sobre los viejos
errores, pero yo pienso que la historia se usa para distraernos de un
presente que repite una y otra vez las mismas injusticias. Con la
vista borrosa de llanto, revisando páginas antiguas que cuentan
atrocidades inimaginables, ciegos ante la realidad contemporánea que
pega gritos de terror y repite, repite, repite, empeorando la
historia fea, volviéndose más cruel dentro de la ignorancia en que
se gesta, ignoramos su existir, historia actual, presente inmediato y
sufrido, oculto bajo las páginas amarillas de un libro viejo con que
el banco mundial premió a las escuelas.
INDIGNA
En el norte de Costa Rica hacen falta
subtítulos en español,
mientras al sur le sobra injusticia,
sobra indignación y miedo,
entre el American Way del tico rico
finquero
y su desprecio por los habitantes
legítimos de esta tierra.
el sur malherido y golpeado
como cualquier sur , puesto abajo
a ellos nadie les pregunta nada
todo se impone, desplaza y quita
a todo se le cambia el nombre y se
decora
con guirnaldas y chirimbolos su
intención
pero la historia no los desanima a los
de abajo
ellos resisten firmes, como la caña
que se dobla con los vientos pero no se
quiebra
y su interior guarda la dulzura para la
cosecha
aprietan las raíces a la tierra
expandiéndolas por todo aquel
territorio
que el patrón les expropió
con toda la violencia que encontró
para seguir tan frío y sordo y hueco
vacío de cualquier sentimiento
agradable
con toda la violencia que encontró
para no oír ni ver más de lo que a él
le parece
para no producir en si mismo ningún
arrepentimiento
por todo el rojo esparcido por sus
mañas de hombre amargo y terco
con toda la violencia que encontró
para no cagarse ni mearse de miedo,
como el cobarde ejemplo de genocida que
es,
ante los ojos indios encendidos de sed
de justicia
Hoy a la palabra indígEnas le sobra la
e
para gritar lo que sucede
miércoles, 3 de febrero de 2016
Centroamérica
Todo en Guatemala es tan bello, que la
gente no ve: mira.
(En
Guatemala se usa mucho decir mirar en lugar de ver, por ejemplo,
cuando uno tiende a decir “está lindo” o “se ve lejos”,
ellos dicen “se mira lindo”, “se mira lejos”)
En Honduras las calidad de las
carreteras han provocado un fenómeno extraño, distancias allí ya
no se miden en km, sino que se miden en baches. Es decir, si usted
pregunta a qué distancia se encuentra el Amatillo, por ejemplo, le
contestarán: a quinientos baches.
Adolfo no podía ver bien sus sueños
si al dormirse se quitaba las gafas.
Para quienes migran al
norte, existen unas mujeres maravillosas que les ayudan en su camino,
les llaman las Patronas. Ellas comparten lo poco que tienen con
aquellas mujeres, niños, hombres y ancianos que buscan realizar una
nueva vida en los Estados Unidos. Nosotras migramos cómodamente
hacia el Sur, por elección propia y por placer, y aún así tenemos
a nuestras Patronas, que nos reciben en su casa y nos atienden con
tanto amor que ese sólo día que estamos con ellas, vale como si
fueran años, y nos vamos con una gran alegría que se mezcla con la
tristeza de separarse de personas tan bellas. Y no podemos evitar
sentirnos en deuda, como queriendo retribuirles en todo lo que nos
brindan sin esperar nada a cambio, pero no sabemos cómo podríamos
hacerlo. En Santa Rita, antes de entrar a Honduras por El Salvador,
nuestra patrona se llamó Yolanda y en Somotillo, Nicaragua, nuestra
patrona se llamó Rosa. A Rosa y su familia, Claudia, Marfa, Griselda
y Anthony, les dimos un paseo en Casiopea, ellas iban hacia la playa
y nosotras un poco más lejos. Esperamos que un día de sus
vacaciones puedan llegar a México, pero sabemos que, tristemente, se
les hace muy difícil tramitar el pasaporte y la visa correspondiente
para que puedan avanzar al norte. El dinero juega trucos sucios, de
manera hipócrita les niega libertades esenciales. “Mi mamá me
enseñó que hay que compartir la pobreza” dice Zezé en “Mi
Planta de Naranja Lima” y yo pienso que es algo que debemos
aprender y que aquí se tiene muy claro. A veces queremos retener el
dinero de manera egoísta en muchas situaciones en que el otro
necesita nuestro apoyo. Quizás no sea nuestro caso, que viajamos
cómodamente y trabajando en nuestra Combi- Casa, pero a través de
toda esta gente hermosa, que siempre está ahí para que nos sintamos
como en familia, quiero creer que aprenderé a comportarme con el
mismo cariño y el dar sin esperar a cambio que a final de cuentas
nos regala el mejor tesoro: una amistad duradera.
En El Salvador, Playa
las Tunas, nos recibió, como una huella digital en el horizonte, un
sol de color rosa. Eran tantos niños que no pudimos evitar empezar a
cantar y como sólo sabían reggaeton y yo sólo sabía una canción
de Maria Elena Walsh (El Jardinero), empezamos a cantar hasta que la
aprendimos de memoria. Les ha gustado la letra y dos adolescentes la
han grabado con el celular. Luego se han ido a dormir, casi todos
duermen en el mismo cuarto, sin pared (hace calor) aquel cuarto en la
noche es un colgadero de hamacas y de gente. Están a una cuadra del
mar, pero entre tantas bocas la comida se desaparece pronto.
NICARAGUA
3 de febrero 2016
Nicaragua
1972
Managua mutilada
el terremoto destroza la ciudad
muñones de edificios
enterrados vivos
escombros de hombres
de mujeres y niños sepultados
Nicaragua mutilada
guerra civil
muñones de mujeres hombres y niños
esparcidos por un país hoy libre
¿qué tan libre?
Faltan piezas en el rompecabezas físico
de las personas que caminan por aquí
faltan partes en el rompecabezas
político y económico de este país
les han amputado tantas piezas
les han extirpado tantos órganos
les mutilaron piernas, dedos, hijos
les mutilaron la lengua
literalmente y en sentido figurado
los quemaron con ácido
a algunos los revolcaron en el túnel
eterno de la tortura
y hoy caminan locos, chillando,
pidiendo, rogando
a Lucía le mutilaron el corazón tres
veces
cuando perdió a Leonardo bajo los
adobes de la vieja casa
cuando su hijo Manuel huyó para no
hacer la guerra
y cuando la crecida se llevó en su
cauce todos sus recuerdos
Lago Solotlán 29 enero 2016
Trazo que sube y que rema
trazo de arena, de agua y montaña
volcanes que sangran para mi trazo
dolido
piel que se curte
se corta
se marca
por las huellas de este trazo
destrozado
sin sentido
sentidisimo
Pongo mi casa donde quiera
dejo que el aire la bese
que el río la arrulle
que el sol la pinte
la veo crecer frente a mis ojos
es inmensa Casiopea
como la constelación
es todo lo que necesito
y el amor que fluye entre la gente
puede más en mi esperanza
que las guerras que nos quieren apagar
y dejar mudos
hacer ciegos
fingir sordos
no saben que la discapacidad es una
palabra inventada
para limitarnos
para convencernos de que los ciegos,
sordos y mudos
no pueden conocer más que nosotros el
mundo
más sin embargo lo hacen
porque valoran sus sentidos y los
exprimen al máximo
Países
Cambia: la moneda, el
acento, el modo de hablar, tope, túmulo, lomada, cambia el modo de
expresarse, mamita, chelita, güera, mi amor, cambia el peinado, la
vestimenta, el tipo de gasolina, el costo de la gasolina y el nombre
de las gasolineras, los pozos en la carretera, los pájaros de las
ramas, las medidas, litro, galón, libra, quilo, cambia la variedad
de verduras en el mercado, cambia el paisaje, los sembradíos, el
color del cielo cuando amanece, el brillo de la luna cuando sale,
cambia la marca de la cerveza y de los licores, moza, victoria, toña,
quetzalteca, cambian los instrumentos, la música, el modo de nombrar
los zapatos y la comida, cambia la forma de la comida y algunos
ingredientes, cambian las bebidas, cambia el precio para entrar al
baño y la cantidad de papel higiénico que dan.
Pero el señor que afila los cuchillos
en su bicicleta, sigue tocando la misma melodía en su flauta de
plástico.
domingo, 31 de enero de 2016
entrevista en Matagalpa Nicaragua
http://www.ondalocal.com.ni/noticias/170-viajan-para-disfrutar-de-la-cultura-y-de-la-gente/
jueves, 14 de enero de 2016
lunes, 11 de enero de 2016
cuento veracruz
FANTASMAS
El día que Casiopea cayó inconsciente, las
luciérnagas la ayudaron a despertar. Era una noche de fina lluvia y
cielo negro, plomizo, sin estrellas ni luna . En la carretera no se
veía más que la luz proyectada por los focos de la combi. No se oía
nada más que los cantos alegres de los pasajeros, seis amigos que
regresaban de Jalcomulco, de recorrer sus bosques y cascadas. Como de
costumbre, en linea recta Casiopea rodaba más rápido y en las
subidas con mucho sacrificio. La carretera variaba entre rectas y
curvas que hacía que el vehículo-tortuga fuera muy concentrado en
el trayecto.
De
pronto Casiopea cerró los ojos, todo quedó en negro, pero los
volvió a abrir, aminoró la velocidad para no cometer ninguna
imprudencia. Quizás fue la lluvia que la arrulló mientras la
refrescaba. No podía volver a quedarse dormida de esa manera. El
agua mojaba su parabrisas y los abanicos de goma hacían su trabajo
para escurrirla y dejar bien limpia la visión de la tortuga. La
conductora iba preocupada, la falla de luces era la segunda señal
que daba el vehículo, la primera había sido que al encender el
swich sonaba el claxon y la tercera señal fue que se detuvieron por
completo los limpia parabrisas, complicando la visibilidad del
camino. Era una curva cerrada y peligrosa, los tripulantes procuraron
empujar la combi hasta dejarla en un costado de la carretera, y
procedieron a tomar las linternas para anunciar que allí estaban
detenidos.
La
solución más eficaz y económica, considerando la ausencia de
mecánicos a esa hora y el precio posible de una grúa, era quedarse
a dormir en la carretera. El primer carro que pasó dio informes que
descartaron aquella idea de descanso paciente: en ese mismo sitio ya
se habían descubierto varios accidentes extraños relacionados con
el tráfico de sustancias ilegales. De inmediato un tripulante de la
combi se subió al taxí y fue de camino a un mecánico conocido en
la zona inhabitada, con cierta fe ciega de que estuviera dispuesto a
sanar a Casiopea. A los pocos minutos regresó con aquel señor
misterioso y de pocas palabras, que escogiendo con seguridad sus
herramientas reparó de inmediato el problema inusitado. Entre los
nervios y la celebración de aquella bendita solución , los amigos
se distrajeron y cuando voltearon para ver al mecánico, éste ya iba
caminando veinte pasos delante, rodeado de un halo de luciérnagas y
allí en la curva se desdibujó por completo.
cuentos guate
SINÓNIMOS
Para
Roman,
Panajachel,
enero 2016
Román tenía diez años cuando
se murió la primera vez. Su amigo Jorge lo obligó; tenía que
presionar sus dedos durante un tiempo en dos puntos específicos
sobre la yugular y esperar. El niño se quedó tumbado hasta que las
patadas de su amigo lo introdujeron nuevamente a la realidad. A
partir de aquel día supo que podía morirse cuando quisiera. Salía
de su cuerpo y se veía desde afuera, recorría todo lo que quería y
regresaba tranquilo. El truco era dormirse y pensar que llevaba los
brazos extendidos hacia adelante, los puños cerrados, en posición
de volar como ahora vuelan los súper héroes. Al crecer no tardó en
decidirse por ser un aviador. Sobrevolaba la tierra,le gustaba verla
deslizarse lenta a sus pies, le gustaban los humanos alejados y
pequeños como hormigas, le gustaba, también, estar más cerca de
los pájaros. Morirse y volar eran para él dos sinónimos que lo
tildaban de loco. Pero ¿ cómo podían no ser sinónimos?. Román
exigía que la posición dentro de un ataúd no debía ser con los
brazos cruzados sobre el pecho, sino extendidos hacia adelante, los
puños cerrados, en posición de volar como ahora vuelan los súper
héroes.
ARRIBA
EL NORTE
“Si el mundo está, como
ahora está, patas arriba,
¿no habría que darlo vuelta,
para que pueda pararse sobre sus pies? “
Eduardo Galeano
¿Qué tan difícil puedes ser comprender que los
puntos cardinales se encuentran de manera horizontal?
Aunque usted no lo crea, puede llegar a ser muy
complicado, tan complicado que por esta razón me encuentro
escribiendo esto ahora, para calmar mis ansias de devorar vivos a
aquellos porfiados que no lo comprenden.
Me considero una persona calma y tolerante, aunque mis
amigos cercanos no lo puedan comprobar. Sin embargo hoy me hallé
nuevamente hablando con este hombre que no quiere entender lo obvio.
Para mi mayor sorpresa, se le sumaron otros cómplices, que de igual
manera contradecían todas mis teorías de desorientación del norte.
- Si el sol sale por el este y se pone por el oeste, eso quiere decir que en la línea perpendicular que une estos dos puntos, se encuentran el norte de un lado y el sur del lado opuesto- afirmaba yo con seguridad mientras indicaba correctamente con mi índice, el lugar donde amanecía. - Esto explica el por qué el norte no está arriba ni el sur abajo.
De esta manera trataba yo de demostrarles la tontería
de aquella manía anglosajona y centralista de poner a los
planisferios colgados sobre una pared y con el norte hacia arriba.
- Si el norte estuviera arriba, las estrellas estarían en el norte- argumentaba yo perdiendo la compostura -pero, para leer cualquier planisferio correctamente, se debe colocar sobre una mesa, de manera horizontal!!
La
gente se comenzaba a reunir a nuestro alrededor participando
abiertamente de esta discusión con la cual yo llevaba las de perder.
Quien sabe si el alcohol o la ignorancia hacían que nadie me pudiera
comprender. Para ellos el norte estaba arriba mientras que para mi se
encontraba horizontal. En aquel entonces yo viajaba por el mundo,
dirigiéndome al sur desde México y se me hacía fácil y curioso
provocar a la gente diciéndole que “iba para arriba”. A partir
de aquella noche me prometí que sería la última vez que me
permitiría bromear con los puntos cardinales. Juan se llamaba el
necio que convenció a todos de que la loca era yo, de que el norte
se halla arriba. Cuando ya hubo como unas diez personas dentro de la
discusión (ninguna de ellas a mi favor) y yo ya estaba roja de
rabia, invocando a Joaquín Torres García y gritando desquiciada,
sucedió lo que jamás hubiese imaginado, entendí todo: la necia,
siempre había sido yo.
Guatemala
-
Casiopea sabía que todo aquel cablerío a un lado
de la carretera había sido puesto para enredar la
inocencia de los niños campesinos, que volaba
aferrada sobre los barriletes.
Se preguntaba si en todas partes del
mundo habrían tennis colgando del tendero eléctrico.
- No creo que la geografía se haya inventado para reprimirnos dentro de una sola patria.
En las carreteras de Guatemala las
praderas están vestidas, porque la gente deja secar su ropa al sol
sobre la grama.
- Las mujeres y los campos están hechos con pedazos de acoíris.
Cada detalle en su vestimenta ha sido
consciente, desde la combinación de los colores en el listón de sus
trenzas hasta la cinta bordada con que rodean su rostro, la faja con
la que amarran la falda y el huipil, todo ellas lo han convinado
naturalmente, sin que la estética internacional ni los diseñadores
de París intervinieran en sus intereses de embellecer el paisaje con
sus sola presencia.
En Guatemala las mañanas son sonoras,
los pájaros cantan y entre los callejones de Panajachel, las mujeres
echan tortilla, se escuchan retumbar sus aplausos, taca taca taca
taca taca taca.
Aquí cada momento del día lleva su
sonido y su aroma. La noche la usurpa una flor que con su fragancia
envuelve todo el lugar en una nebulosa de aromas.
viernes, 1 de enero de 2016
la historia de nuestra combi
C
A S I O P E A
“AVENTURA
SOBRE RUEDAS”
Casiopea
nunca fue una tortuga normal. Vivía con su familia en un estanque
muy pequeño y siempre andaba cambiando las cosas de lugar y
vistiendo a sus hermanos con diferentes atuendos para hacer de cuenta
que viajaba por distintos lugares. Su mamá le había contado la
historia de Manuelita, de María Elena Walsh, una tortuguita que se
fue hasta Peguajó a buscar a su tortugo. También le contó la
historia de “El hombre y la tortuga gigante”, de Horacio Quiroga,
donde una tortuga salva a un ser humano. Además su mamá le había
puesto su nombre en honor a la tortuga de "Momo", un cuento
de Michael Ende, donde Casiopea ayuda a Momo a salvar a los hombres
buenos y humildes de los hombres grises, que querían robarse el
tiempo de esta gente. Por todo lo que le habían contado, ella tenía
ganas de vivir hazañas de esta índole. Pero el estanque ya le
quedaba chico y se le habían agotado las ideas para viajar en
círculos, entonces decidió partir y dar la vuelta al mundo.
Su
papá le mandó bordar una mochila que decía "recorriendo el
mundo", su mamá le preparó unos cuantos sándwiches y un día
que todo estaba listo se armó de valor y partió.
Un
hada mandarina que por allí pasaba, al verla tan pequeña e
indefensa, recordó aquel conjuro que usó con cenicienta en el cual
transformó una calabaza en carruaje, entonces apuntó con su varita
mágica a la tortuga y Casiopea se convirtió de inmediato en una
camioneta Volkswagen. El hada mandarina apuntó con su vara a los dos
pajaritos que observaban en unos cables y los convirtió en dos
choferas humanas. El hada mandarina se fue satisfecha silbando
alegremente y se evaporó en el aire. Casiopea no tuvo tiempo de
darle las gracias y comenzó a viajar. Iba a ser difícil como
tortuga (en un mundo dominado por humanos, carros , fábricas y
carreteras) el dar la vuelta al mundo, pero convertida en combi todo
seria mucho mas fácil. El hada mandarina no tenía mucha experiencia
de magia con tortugas y se le olvidó quitarle la velocidad lenta en
el conjuro, así que Casiopea siguió al mismo ritmo que la
caracterizaba como tortuga. Ella recordaba todos los cuentos que su
mamá le leía, había uno para cada ocasión, el que más le gustaba
era la fábula de la liebre y la tortuga donde una tortuga le gana
una carrera a la liebre. Así es como Casiopea aprendió que dar la
vuelta al mundo no era una cuestión de velocidad sino de felicidad.
Los
pájaros
y las lagartijas
jugaban a atravesarse
en su
camino.
En
ocasiones se detenía a
ver todo
tipo de aves y mariposas
de colores.
Se
entristecía
por
los
insectos que
morían
en su parabrisas.
Habían
veces en
que le
gustaba tanto un lugar
que ya no se
quería
ir.
Podía
pasar muchos
días sin bañarse
hasta que la obligaban.
Habían
lugares muy fríos
donde se
enfermaba y
tenía que ir al doctor
Había
otros donde
hacía tanto calor
que no
se
quería
mover..
Viajando
por el
mundo vio
todo tipo de animales:
tortugas marinas, monos,
toros,
águilas, loros
y policías.
Le
atemorizaban los
militares que
apuntaban
con sus ametralladoras.
A
veces las
vacas y los
borregos que soñaban
viajar
como
ella,
le preguntaban como había
hecho para convertirse
en Combi
En
las bajadas
se dejaba llevar
por el viento.
Habían
caminos en que el
viento
era tan fuerte
que ella se
quería convertir
en cometa.
De
pronto le aterrorizaban
las alturas.
A
veces las subidas
eran tan
empinadas que había
que ayudarla.
Otras
veces
disfrutaba sentir
que iba entre
nubes.
Algunas
noches paraba a dormir
en medio de la carretera
para ver las
estrellas
en el firmamento.
Casiopea
no comprendía
cómo
era que no
condenaban
a los vándalos
cristianos
que se dedicaban
a
rayar
salmos
bíblicos
sobre
las
piedras
de las
montañas.
Cansada
podía dormir
varios días
sin parar.
Los
adultos
amargados
le gruñían
al pasar a su
lado.
Las
viejas
montañas para entretenerse
le lanzaban
piedras.
A
veces encontraba
compañía
como ella
o trepaba
en
su caparazón
a amigos
que HACÍAN
música.
Iban
cantando
y silbando canciones
o inventando
versos.
Pasaba
el tiempo y sus papás le preguntaban en las cartas: ¿a dónde vas
Casiopea? ¿Cuándo vuelves? Nerviosa, mientras pensaba como
responder aquella interrogación tan complicada y recurrente, tomó
un globo terráqueo para especular dónde estaría pero torpemente se
le cayó de sus manos y le fue rodando por el suelo. Al verlo rodar y
rodar se le ocurrió una idea. ¿Que tal si en lugar de dar la vuelta
al mundo, daba vuelta el mundo?. Entonces marcó su rumbo: -el sur- e
inmediatamente dio vuelta el mundo, colocó el norte hacia abajo y el
sur hacia arriba. Y sin desanimarse respondió la carta a sus papás
y continuó su viaje subiendo sin prisa hacia el Sur.