sábado, 7 de marzo de 2015

Nuestro cuentito, próximamente ilustrado por Tita (betuca)


Las aventuras de una tortuga llamada Casiopea

Casiopea nunca fue una tortuga normal. Vivía con su familia en un estanque muy pequeño y siempre andaba cambiando las cosas de lugar y vistiendo a sus hermanos con diferentes atuendos para hacer de cuenta que viajaba por distintos lugares. Su mamá le había contado la historia de Manuelita (de María Elena walsh) una tortuguita que se fue hasta Peguajó, y la historia de el hombre y la tortuga, de Horacio Quiroga, donde una tortugota salva a un ser humano, es más, le habían puesto su nombre en honor a la tortuga de "Momo" un cuento de Michael Ende , donde Casiopea ayuda a Momo a salvar a los hombres buenos y humildes de los hombres grises que querían robarse el tiempo de esta gente.
Por todo lo que había leído ella tenía ganas de vivir hazañas de esta índole, pero el estanque ya le quedaba chico y se le habían agotado las ideas para viajar en círculos, entonces decidió partir y dar la vuelta al mundo.
Su papá le mandó bordar una mochilita que decía "recorriendo el mundo", su mamá le preparo unos cuantos sandwiches y un día que todo estaba listo se armó de valor y se fue.
Un hada mandarina que por allí pasaba, al verla tan pequeña e indefensa, recordó aquel conjuro que usó con cenicienta,
 que transformó una calabaza en carruaje y apuntó con su varita mágica a la tortuga.
Casiopea se convirtió de inmediato en una camioneta Volkswagen, el hada mandarina apuntó  con su vara a los dos pajaritos que observaban en unos cables y los convirtió en dos choferas humanas.
El hada mandarina se fue satisfecha silbando alegremente y se evaporó en el aire. Casiopea no tuvo tiempo de darle las gracias y comenzó a viajar. Iba a ser difícil como tortuga (en un mundo dominado por humanos, carros , fábricas y carreteras) el dar la vuelta al mundo, pero convertida en combi todo seria mucho mas fácil.
El hada mandarina no tenía mucha experiencia con tortugas y se le olvidó quitarle la velocidad lenta en el conjuro, así que Casiopea siguió al mismo ritmo que la caracterizaba como tortuga. Su mamá le leía mucho y ella recordaba la fábula de la liebre y la tortuga donde la tortuga le gana una carrera a la liebre. Entonces Casiopea sabía que dar la vuelta al mundo no era una cuestión de velocidad sino de felicidad.
A veces iba cantando y silbando canciones o inventando versos.
Los pájaros y las lagartijas jugaban a atravesarse en su camino.
A veces llevaba a amigos que conocía en el camino
A veces las subidas eran tan empinadas que había que ayudarla
Se entristecía por los insectos que morían en su parabrisas
Había veces en que le gustaba tanto un lugar que ya no se quería ir
Podía pasar muchos días sin bañarse hasta que la obligaban
Había lugares muy fríos donde se enfermaba y tenía que ir al doctor
había otros donde hacía tanto calo que no se quería mover
A veces las vacas y los borregos le preguntaban como había hecho para convertirse en Combi
Viajando por el mundo vio todo tipo de animales: tortugas marinas, monos, toros, águilas, loros y policías.
En las bajaditas se dejaba llevar por el viento
En ocasiones se detenía a ver todo tipo de aves y mariposas de colores
De pronto le aterrorizaban las alturas
Otras veces disfrutaba sentir que iba entre nubes
Algunas noches paraba a dormir en medio de la carretera para ver las estrellas en el firmamento
Le atemorizaban los militares que andaban  con sus ametralladoras
Cansada podía dormir varios días sin parar
Habían caminos en que el viento era tan fuerte que ella se quería convertir en papalote.
Los adultos amargados le gruñían al pasar a su lado
Las viejas montañas para entretenerse le lanzaban piedritas
A veces encontraba compañía como ella
Pasaba el tiempo y sus papás le preguntaban en las cartas: a dónde vas Casiopea? Cuándo vuelves?
Nerviosa, mientras pensaba como responder aquella interrogación tan complicada y recurrente, tomó un globo terráqueo
y en el apuro se le fue rodando por el suelo. Al verlo rodar y rodar se le ocurrió una idea.
Que tal si en lugar de dar la vuelta al mundo, daba vuelta el mundo. Entonces marcó su rumbo: el sur,
e inmediatamente dio vuelta el mundo, colocó el norte hacia abajo y el sur hacia arriba.
Y sin desanimarse respondió la carta a sus papás y continuó su  viaje subiendo sin prisa hacia el Sur.

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