domingo, 31 de enero de 2016
entrevista en Matagalpa Nicaragua
http://www.ondalocal.com.ni/noticias/170-viajan-para-disfrutar-de-la-cultura-y-de-la-gente/
jueves, 14 de enero de 2016
lunes, 11 de enero de 2016
cuento veracruz
FANTASMAS
El día que Casiopea cayó inconsciente, las
luciérnagas la ayudaron a despertar. Era una noche de fina lluvia y
cielo negro, plomizo, sin estrellas ni luna . En la carretera no se
veía más que la luz proyectada por los focos de la combi. No se oía
nada más que los cantos alegres de los pasajeros, seis amigos que
regresaban de Jalcomulco, de recorrer sus bosques y cascadas. Como de
costumbre, en linea recta Casiopea rodaba más rápido y en las
subidas con mucho sacrificio. La carretera variaba entre rectas y
curvas que hacía que el vehículo-tortuga fuera muy concentrado en
el trayecto.
De
pronto Casiopea cerró los ojos, todo quedó en negro, pero los
volvió a abrir, aminoró la velocidad para no cometer ninguna
imprudencia. Quizás fue la lluvia que la arrulló mientras la
refrescaba. No podía volver a quedarse dormida de esa manera. El
agua mojaba su parabrisas y los abanicos de goma hacían su trabajo
para escurrirla y dejar bien limpia la visión de la tortuga. La
conductora iba preocupada, la falla de luces era la segunda señal
que daba el vehículo, la primera había sido que al encender el
swich sonaba el claxon y la tercera señal fue que se detuvieron por
completo los limpia parabrisas, complicando la visibilidad del
camino. Era una curva cerrada y peligrosa, los tripulantes procuraron
empujar la combi hasta dejarla en un costado de la carretera, y
procedieron a tomar las linternas para anunciar que allí estaban
detenidos.
La
solución más eficaz y económica, considerando la ausencia de
mecánicos a esa hora y el precio posible de una grúa, era quedarse
a dormir en la carretera. El primer carro que pasó dio informes que
descartaron aquella idea de descanso paciente: en ese mismo sitio ya
se habían descubierto varios accidentes extraños relacionados con
el tráfico de sustancias ilegales. De inmediato un tripulante de la
combi se subió al taxí y fue de camino a un mecánico conocido en
la zona inhabitada, con cierta fe ciega de que estuviera dispuesto a
sanar a Casiopea. A los pocos minutos regresó con aquel señor
misterioso y de pocas palabras, que escogiendo con seguridad sus
herramientas reparó de inmediato el problema inusitado. Entre los
nervios y la celebración de aquella bendita solución , los amigos
se distrajeron y cuando voltearon para ver al mecánico, éste ya iba
caminando veinte pasos delante, rodeado de un halo de luciérnagas y
allí en la curva se desdibujó por completo.
cuentos guate
SINÓNIMOS
Para
Roman,
Panajachel,
enero 2016
Román tenía diez años cuando
se murió la primera vez. Su amigo Jorge lo obligó; tenía que
presionar sus dedos durante un tiempo en dos puntos específicos
sobre la yugular y esperar. El niño se quedó tumbado hasta que las
patadas de su amigo lo introdujeron nuevamente a la realidad. A
partir de aquel día supo que podía morirse cuando quisiera. Salía
de su cuerpo y se veía desde afuera, recorría todo lo que quería y
regresaba tranquilo. El truco era dormirse y pensar que llevaba los
brazos extendidos hacia adelante, los puños cerrados, en posición
de volar como ahora vuelan los súper héroes. Al crecer no tardó en
decidirse por ser un aviador. Sobrevolaba la tierra,le gustaba verla
deslizarse lenta a sus pies, le gustaban los humanos alejados y
pequeños como hormigas, le gustaba, también, estar más cerca de
los pájaros. Morirse y volar eran para él dos sinónimos que lo
tildaban de loco. Pero ¿ cómo podían no ser sinónimos?. Román
exigía que la posición dentro de un ataúd no debía ser con los
brazos cruzados sobre el pecho, sino extendidos hacia adelante, los
puños cerrados, en posición de volar como ahora vuelan los súper
héroes.
ARRIBA
EL NORTE
“Si el mundo está, como
ahora está, patas arriba,
¿no habría que darlo vuelta,
para que pueda pararse sobre sus pies? “
Eduardo Galeano
¿Qué tan difícil puedes ser comprender que los
puntos cardinales se encuentran de manera horizontal?
Aunque usted no lo crea, puede llegar a ser muy
complicado, tan complicado que por esta razón me encuentro
escribiendo esto ahora, para calmar mis ansias de devorar vivos a
aquellos porfiados que no lo comprenden.
Me considero una persona calma y tolerante, aunque mis
amigos cercanos no lo puedan comprobar. Sin embargo hoy me hallé
nuevamente hablando con este hombre que no quiere entender lo obvio.
Para mi mayor sorpresa, se le sumaron otros cómplices, que de igual
manera contradecían todas mis teorías de desorientación del norte.
- Si el sol sale por el este y se pone por el oeste, eso quiere decir que en la línea perpendicular que une estos dos puntos, se encuentran el norte de un lado y el sur del lado opuesto- afirmaba yo con seguridad mientras indicaba correctamente con mi índice, el lugar donde amanecía. - Esto explica el por qué el norte no está arriba ni el sur abajo.
De esta manera trataba yo de demostrarles la tontería
de aquella manía anglosajona y centralista de poner a los
planisferios colgados sobre una pared y con el norte hacia arriba.
- Si el norte estuviera arriba, las estrellas estarían en el norte- argumentaba yo perdiendo la compostura -pero, para leer cualquier planisferio correctamente, se debe colocar sobre una mesa, de manera horizontal!!
La
gente se comenzaba a reunir a nuestro alrededor participando
abiertamente de esta discusión con la cual yo llevaba las de perder.
Quien sabe si el alcohol o la ignorancia hacían que nadie me pudiera
comprender. Para ellos el norte estaba arriba mientras que para mi se
encontraba horizontal. En aquel entonces yo viajaba por el mundo,
dirigiéndome al sur desde México y se me hacía fácil y curioso
provocar a la gente diciéndole que “iba para arriba”. A partir
de aquella noche me prometí que sería la última vez que me
permitiría bromear con los puntos cardinales. Juan se llamaba el
necio que convenció a todos de que la loca era yo, de que el norte
se halla arriba. Cuando ya hubo como unas diez personas dentro de la
discusión (ninguna de ellas a mi favor) y yo ya estaba roja de
rabia, invocando a Joaquín Torres García y gritando desquiciada,
sucedió lo que jamás hubiese imaginado, entendí todo: la necia,
siempre había sido yo.
Guatemala
-
Casiopea sabía que todo aquel cablerío a un lado
de la carretera había sido puesto para enredar la
inocencia de los niños campesinos, que volaba
aferrada sobre los barriletes.
Se preguntaba si en todas partes del
mundo habrían tennis colgando del tendero eléctrico.
- No creo que la geografía se haya inventado para reprimirnos dentro de una sola patria.
En las carreteras de Guatemala las
praderas están vestidas, porque la gente deja secar su ropa al sol
sobre la grama.
- Las mujeres y los campos están hechos con pedazos de acoíris.
Cada detalle en su vestimenta ha sido
consciente, desde la combinación de los colores en el listón de sus
trenzas hasta la cinta bordada con que rodean su rostro, la faja con
la que amarran la falda y el huipil, todo ellas lo han convinado
naturalmente, sin que la estética internacional ni los diseñadores
de París intervinieran en sus intereses de embellecer el paisaje con
sus sola presencia.
En Guatemala las mañanas son sonoras,
los pájaros cantan y entre los callejones de Panajachel, las mujeres
echan tortilla, se escuchan retumbar sus aplausos, taca taca taca
taca taca taca.
Aquí cada momento del día lleva su
sonido y su aroma. La noche la usurpa una flor que con su fragancia
envuelve todo el lugar en una nebulosa de aromas.
viernes, 1 de enero de 2016
la historia de nuestra combi
C
A S I O P E A
“AVENTURA
SOBRE RUEDAS”
Casiopea
nunca fue una tortuga normal. Vivía con su familia en un estanque
muy pequeño y siempre andaba cambiando las cosas de lugar y
vistiendo a sus hermanos con diferentes atuendos para hacer de cuenta
que viajaba por distintos lugares. Su mamá le había contado la
historia de Manuelita, de María Elena Walsh, una tortuguita que se
fue hasta Peguajó a buscar a su tortugo. También le contó la
historia de “El hombre y la tortuga gigante”, de Horacio Quiroga,
donde una tortuga salva a un ser humano. Además su mamá le había
puesto su nombre en honor a la tortuga de "Momo", un cuento
de Michael Ende, donde Casiopea ayuda a Momo a salvar a los hombres
buenos y humildes de los hombres grises, que querían robarse el
tiempo de esta gente. Por todo lo que le habían contado, ella tenía
ganas de vivir hazañas de esta índole. Pero el estanque ya le
quedaba chico y se le habían agotado las ideas para viajar en
círculos, entonces decidió partir y dar la vuelta al mundo.
Su
papá le mandó bordar una mochila que decía "recorriendo el
mundo", su mamá le preparó unos cuantos sándwiches y un día
que todo estaba listo se armó de valor y partió.
Un
hada mandarina que por allí pasaba, al verla tan pequeña e
indefensa, recordó aquel conjuro que usó con cenicienta en el cual
transformó una calabaza en carruaje, entonces apuntó con su varita
mágica a la tortuga y Casiopea se convirtió de inmediato en una
camioneta Volkswagen. El hada mandarina apuntó con su vara a los dos
pajaritos que observaban en unos cables y los convirtió en dos
choferas humanas. El hada mandarina se fue satisfecha silbando
alegremente y se evaporó en el aire. Casiopea no tuvo tiempo de
darle las gracias y comenzó a viajar. Iba a ser difícil como
tortuga (en un mundo dominado por humanos, carros , fábricas y
carreteras) el dar la vuelta al mundo, pero convertida en combi todo
seria mucho mas fácil. El hada mandarina no tenía mucha experiencia
de magia con tortugas y se le olvidó quitarle la velocidad lenta en
el conjuro, así que Casiopea siguió al mismo ritmo que la
caracterizaba como tortuga. Ella recordaba todos los cuentos que su
mamá le leía, había uno para cada ocasión, el que más le gustaba
era la fábula de la liebre y la tortuga donde una tortuga le gana
una carrera a la liebre. Así es como Casiopea aprendió que dar la
vuelta al mundo no era una cuestión de velocidad sino de felicidad.
Los
pájaros
y las lagartijas
jugaban a atravesarse
en su
camino.
En
ocasiones se detenía a
ver todo
tipo de aves y mariposas
de colores.
Se
entristecía
por
los
insectos que
morían
en su parabrisas.
Habían
veces en
que le
gustaba tanto un lugar
que ya no se
quería
ir.
Podía
pasar muchos
días sin bañarse
hasta que la obligaban.
Habían
lugares muy fríos
donde se
enfermaba y
tenía que ir al doctor
Había
otros donde
hacía tanto calor
que no
se
quería
mover..
Viajando
por el
mundo vio
todo tipo de animales:
tortugas marinas, monos,
toros,
águilas, loros
y policías.
Le
atemorizaban los
militares que
apuntaban
con sus ametralladoras.
A
veces las
vacas y los
borregos que soñaban
viajar
como
ella,
le preguntaban como había
hecho para convertirse
en Combi
En
las bajadas
se dejaba llevar
por el viento.
Habían
caminos en que el
viento
era tan fuerte
que ella se
quería convertir
en cometa.
De
pronto le aterrorizaban
las alturas.
A
veces las subidas
eran tan
empinadas que había
que ayudarla.
Otras
veces
disfrutaba sentir
que iba entre
nubes.
Algunas
noches paraba a dormir
en medio de la carretera
para ver las
estrellas
en el firmamento.
Casiopea
no comprendía
cómo
era que no
condenaban
a los vándalos
cristianos
que se dedicaban
a
rayar
salmos
bíblicos
sobre
las
piedras
de las
montañas.
Cansada
podía dormir
varios días
sin parar.
Los
adultos
amargados
le gruñían
al pasar a su
lado.
Las
viejas
montañas para entretenerse
le lanzaban
piedras.
A
veces encontraba
compañía
como ella
o trepaba
en
su caparazón
a amigos
que HACÍAN
música.
Iban
cantando
y silbando canciones
o inventando
versos.
Pasaba
el tiempo y sus papás le preguntaban en las cartas: ¿a dónde vas
Casiopea? ¿Cuándo vuelves? Nerviosa, mientras pensaba como
responder aquella interrogación tan complicada y recurrente, tomó
un globo terráqueo para especular dónde estaría pero torpemente se
le cayó de sus manos y le fue rodando por el suelo. Al verlo rodar y
rodar se le ocurrió una idea. ¿Que tal si en lugar de dar la vuelta
al mundo, daba vuelta el mundo?. Entonces marcó su rumbo: -el sur- e
inmediatamente dio vuelta el mundo, colocó el norte hacia abajo y el
sur hacia arriba. Y sin desanimarse respondió la carta a sus papás
y continuó su viaje subiendo sin prisa hacia el Sur.
cuento de morelia
Para Fernanda y Daniel.
Morelia, julio 2015.
“El pie del niño aún no
sabe que es pie
y quiere ser mariposa o
manzana (….)”
Al pie desde su niño.
Pablo Neruda.
LOS ZAPATEROS ZAPATEADORES
Ellos se sentaban a
esperar en los parques a que la gente se les acercara, o salían tras
los zapatos más necesitados para darles el servicio merecido.
“Zapatero”, anunciaba un cartel pintado sobre un triplay en el
suelo. A un lado se hallaba el pie sobre donde hacían la tarea de
martillar los zapatos en reparación, al otro lado una bella muchacha
zapateaba mientras nadie les solicitaba su trabajo, junto a ella su
novio cosía una suela con mucha facilidad.
La zapatera zapateadora
comenzaba a bailar con los señores que estaban sentados en las
bancas y luego de aquella chispa de vida regalada, procedían a
bolearse los zapatos o a reparar aquel agujero que enseñaba el dedo
gordo del pie hacia más de veinte años. Los ancianos que bailaban
con ella, al colocarse los zapatos acondicionados por él, se
largaban bailando y zapateando como si la edad no les doliera en el
cuerpo.
Los zapateros
zapateadores tenían una teoría transmitida de generación en
generación: los pies, antes de andar por el suelo caminando, volaban
en el cielo. Sólo tenían permitido volar en el día, les decían
que la noche era peligrosa; animales malignos aprovechaban la noche
para hacer de las suyas. Los pies respetaban mucho las leyes. Los
obligaban a andar con calcetines, medias o zapatos y los pies sólo
se desnudaban para hacerse la pedicure. Era obligatorio usar talco.
Otra regla de convivencia era que las medias del mismo color
estuvieran separadas, en diferentes barrios.
El gran problema surgió
cuando a la media naranja, por culpa de los medios de comunicación,
le dio por buscar a su media naranja. Se fue de barrio en barrio para
encontrar su par hasta que lo halló. Se armó tal escándalo en
aquella sociedad moralista de pies, que les hicieron un juicio donde
les decretaron pena de muerte. Esa misma noche las medias naranjas
planearon un escape forzado, vencieron sus miedos y comenzaron a
volar en la noche. No podían creer lo que veían, el cielo estaba
tapizado de unos diamantes que formaban figuras en el firmamento y
contaban historias. También conocieron la luna, les tocó una uña
fina, un párpado cerrándose. Las medias naranjas se quedaron horas
mirando la luna, no podía ser aquello un monstruo maligno, los
habían estado engañando para que no conocieran la realidad, los
secretos de la noche. Se durmieron contemplando el cielo y al
despertar decidieron revelar aquel secreto a toda la sociedad de
pies. Se quitaron las medias para que no las reconocieran y gritaron
la verdad acerca de la noche por todos los barrios.
Aquel que creaba las
leyes para los pies estaba desconcertado, su mundo estaba fuera de
control. Tras consultarlo con su médico de cabecera llegaron a una
conclusión, a los pies desnudos los castigarían quitándoles las
alas, condicionándolos a vivir sobre la tierra de por vida. A los
demás pies les recetarían unas pastillas para borrar los recuerdos.
La orden fue dada y ejecutada. Aquel que creaba las leyes quiso
dormirse hasta que el trabajo sucio estuviera terminado. Al
levantarse, su médico de cabecera le informó de la rebelión, todos
los pies se habían quitado sus vestuarios para exigir que se les
permitiera volar por la noche. Los súbditos de su señoría (aquel
que creaba las leyes) hicieron caso omiso a la orden que les fue dada
y castigaron a todos los pies desnudos, por consiguiente ya no habían
más pies en el reino. Todos estaban sobre la tierra caminado
descalzos.
Aquel que creaba las
leyes estaba deprimido y desconsolado porque no tenía a quien
dominar, entonces decidió que trataría de hacer lo posible para que
los pies tuvieran problemas sobre la tierra: inventó los cayos, los
juanetes, la uña encarnada, pie de atleta. Enviaba a su médico de
cabecera como infiltrado a la tierra para ofrecer estos medicamentos
intervenidos para hacerle mal a los pies. -Ya regresaran solos –
pensaba – cuando se den cuenta que es más difícil vivir libres y
desnudos.
Muchos pies desearon
regresar, estaban enfermos, los dedos gordos se hinchaban más y se
ponían colorados, estornudaban y tosían porque no tenían como
abrigarse. Pero los pies que antes llevaban las medias naranjas los
convencían de resistir, hicieron un pequeño taller de zapatos para
los climas fríos y dieron talleres para tejer calcetines de lana.
Pero la población crecía desmedidamente y todo comenzaba a salirse
de control también en la Tierra. Los talleres ya no daban abasto,
entonces inventaron una fábrica de zapatos y otra de calcetines.
Todo se industrializó y comenzó a llenarse de humo y trabajos
forzados. Pero ningún pie regresó al cielo, ya no supieron volar
sin alas. Pocos pies veían la noche, el frío los hacía cubrirse
hasta las narices. Pocos pies se atrevieron a mojarse en los ríos o
en la orilla del mar, les daba pudor desnudarse y que los vieran.
Fernanda y Daniel no
podían permitir aquella soledad de los pies -Los pies fueron hechos
para volar por la noche- decía ella – no para estar encerrados en
la tierra o en el cielo.
-Hay que devolverles la
gracia y la libertad- completaba el zapatero.
Por eso hasta hoy se los
ve, por el mundo caminando con sus bolsas de herramientas, reparando
calzados, reparando pisadas y pies con algunos pases mágicos que los
abuelos les enseñaron.
textos y fotos atrasados
MICHOACÁN
N idos que son notas marcan
pentagramas del camino
sólo cables unen pueblos
en este incierto destino
notas que caen en tormentas
son pájaros que nacían
ya sus alas no crecieron
siempre desaparecían
en el margen de la ruta
se escribe con tinta roja
ya no le caben más letras
a este cuaderno sin hojas
la muerte de un niño pobre
suena en un corrido viejo
en este lago está lejos
nadie vive que la cobre
no hay cupo en el inframundo
por tanta muerte inocente
entre fútbol y novelas
nos hipnotizan y mienten
Quería tomar las hojas de los árboles, había un montón de árboles diferentes. Tan sólo en Oaxaca habían muchísimos. Aquellas hojas las metería en un libro de hojas blancas de papel, las hojas con las hojas. Apuntaría exactamente que clase de árbol es , porque quería recordar cada nombre y cada fisionomía de los árboles de Latinoamérica. Comenzando por la Ceiba, el árbol sagrado de los mayas, que se cambia el nombre en Oaxaca y se llama Pochote, y usan su algodoncito para fabricar papel. Dicen que ese viejísimo árbol tiene, de joven, las espinas en su tronco para protegerse de la mega fauna que por allí se paseaba, en los viejos, viejos tiempos. Junto a la hoja de la Ceiba dibujaría un Gliptodonte, que quién sabe cómo eran.
La morera, de cuya hoja se alimentan los gusanitos de seda, junto a esa hoja dibujaría también las hilanderas de seda y conseguiría un capullito blanco para anexar a la imagen, para recordar cada detalle de aquellas sabias presencias arboladas.
El árbol del algodón no podría faltar en el libro, tampoco el proceso de la fabricación de papel con su fruto deshilachado, suave y blanco.
También dibujaría el palo mulato, aquel árbol que le dicen el árbol del turista, porque pierde su corteza, (igual que el turista se descascara por el sol) y cuya corteza sirve para curar la diarrea.
El Copal, árbol con el que hacían los alebrijes, seres mitológicos, atraídos de lo más profundo de la imaginación, pintados con tantos colores como detalles tuvieran.
Los órganos también los dibujaría, no podría pegar la hoja porque sólo tiene espinas. Son unos cactus largos y altísimos como los órganos de pipas de las iglesias. También ella quisiera tomar, por ejemplo, aquel parásito llamado grana cochinilla, que es blanca y se posa en el poro de la espina y cuando uno lo apachurra con la mano se torna rojo, como si uno se hubiera pinchado con una rueca y brotara sangre del dedo. Con ello tiñen tejidos como seda, algodón, lana y también el papel. Va a necesitar ilustrar todo aquello que no tiene hojas y luego va a seguir caminando de una geografía a otra para llenar todas las hojas blancas de aquel libro, con hojas de colores.
sancristobal y textos d otros lados
Mazateca
La gente que vive entre las nubes sabe
volar, sabe querer, sabe escuchar. Por eso las nubes bajan a vivir
con ellos en la Sierra, las nubes elign a quien contarles sus
secretos.
México
País de tapices: mango, piña maíz,
plátano, hongos de colores, aguacatales, frijol, café, desierto,
selva, mar....
Toda su extensión es un gran tapete
colorido, es su cáscara protectora entre tanto gusano que lo quiere
devorar
Fela
Fela era arqueóloga. A veces se ponía
a pensar en lo triste y aburrida que podría ser la vida de un
arqueólogo del futuro y en un museo con vitrinas que expongan viejos
pañales en degradación, botellas de coca cola y recipientes de
unicel.
Estamos en Guatemala!
-
Casiopea sabía que todo aquel cablerío a un lado
de la carretera había sido puesto para enredar la
inocencia de los niños campesinos, que volaba
aferrada sobre los papalotes
Se preguntaba si en todas partes del
mundo habrían tennis colgando del tendero eléctrico.
Al migrante
La nostalgia es como el agua
nada sólida,
transparente,
volátil.
Suele ser fría,
suele estar recorriendo todo nuestro
cuerpo,
debemos beberla para sobrevivir .
Podríamos sobrevivir sin alimentos
durante un tiempo,
pero no sin la nostalgia.
Los sueños son como el fuego,
arden,
hipnotizan, se transforman.
A veces queman y duele.
A veces abrigan,
sólo con agua se calman.
Los sueños encienden más sueños
donde las ramas secas yacen.
Las encienden porque no quisieran
terminar así,
tumbados,
y saben que si así estuvieran
sin más esperanza que reintegrarse al
suelo,
rogarían una chispa cualquiera
que los regrese a su forma amada,
a su trabajo de hacer combustión
para que tantos motores continúen
andando.
A veces la nostalgia,
al ver tantas flamas,
se acerca y quiere apagarlo todo
Por eso se me ocurre decirte:
no te enojes con el agua ni te olvides
jamás del fuego.
Que tu nostalgia lleve de la mano una
chispa
y que tus sueños carguen siempre una
cucharita con agua.
Para Eduardo, Marco y Griselda.
Ixtepec- Arriaga, octubre 2015
Hoy te descubrí en tu viaje
hoy te encontré en tu huida
te conocí en la salida
buscando un nuevo paraje
casi no traes equipaje
más que tu imaginación
que nutre tu corazón
mostrándote cosas bellas
como el cielo y las estrellas
desde el techo del vagón
tus nostalgias son como agua
y tu gran sueño es de fuego
a veces te deja ciego
muchas frustraciones fragua
que a ti no te falte agua
su te sientes en prisión
tararea esta canción
mientras estés en las vías
recuerda el sueño que ansías
libertad, paz y pasión
fuego y agua de la man
forjarás tu anti- destino
porque en el duro camino
necesitas de un hermano
mujer, joven, niño, anciano
que encuentres en la protesta
descubrirás con modestia
que son como tu familia
en la tierra que te exilia
que grita como una bestia
si algún día ves que cesa
aquella luz con que brillas
recuerda que eres semilla
que siempre trae la certeza
como enterrada proeza
que la lluvia mojará
y pronto despertará
aquella raíz dormida
para crecer de por vida
sin dejar la vista atrás
ixtepec y arriaga, chiapas, mexico
Este cuento surgió en el Festival de la Bestia, donde tuvimos oportunidad de compartir con los migrantes unos días
Ixtepec, Arriaga, 10/15
Para Dayana, Angelito y
Denis que me contó que en la luna vive un pescador,
y para todos los niños
que nacen migratorios:
Tony era un niño muy
pequeñito, fino como un palillo, moreno como el café y dulce como
una guayaba. Nació en un lugar de Honduras donde a los hombres les
gustaba mucho hacer percusión con cualquier cosa que sacara sonido y
a las mujeres les gustaba bailar en cualquier lugar donde los sonidos
de la percusión las atraparan para mover sus caderas.
Antes de hablar Tony
aprendió a reír y tanto fue así que la risa de este niño rebotaba
en las paredes y golpeaba a la gente contagiándoles aquel bonito
vicio.
La casa donde él vivía
con sus papás era más pequeña que Tony, pero de alguna manera
cabían los tres y la pequeña Caterina que estaba metida dentro del
vientre de la mamá y no ocupaba demasiado espacio.
Un día el papá de Tony
trajo una televisión a la casa y la tuvieron que meter a empujones
para que entrara en la sala, entonces se dormían los tres más
apretados, pero no importaba porque podían pasarse horas viendo
aquellos mundos increíbles que la televisión les mostraba.
Fue ahí, en la
televisión que el niño descubrió que en la Luna de los Estados
Unidos de América había un pescador llamado Dreamworks y
decidió que quería conocerlo.
Tony aprovechó una
noche en que sus papás estaban como hipnotizados con el televisor,
para escabullirse por la ventana y comenzar sus aventuras. Esa misma
noche, como quedó más espacio en la casa, Caterina pudo salir de
dentro de su mamá y ya no hubo sitio para el pequeño cuando éste
quiso regresar por su cepillo de dientes.
El niño tomó rumbo al
Norte, no debía ser muy lejos ese lugar que aparecía en pantalla,
lo difícil sería subir a la Luna para pescar con aquel tranquilo
muchacho.
En un principio se le
hizo fácil porque al ser chiquito pasaba inadvertido y podía
treparse, sin ser visto, a los camiones que transportaban ganado.
Además, como sabía platicar con los animales, le pedía a las vacas
que le llenaran sus pomos con leche y así siempre estaba bien
alimentado. Caminaba mucho, dormía sobre los árboles y comía lo
que se encontrara. A veces pasaba mucha sed, porque el sol por
aquellos lados es muy fuerte y a uno se le sale toda el agua por la
transpiración de la piel.
Cierto día una
golondrina, Marina, se puso a platicar con Tony. Le contó que ella
ya estaba aburrida de migrar siempre volando y viendo todo desde
arriba, le confesó que había decidido conocer como migraban los
hombres como él, es decir, caminando. El niño le preguntó
entusiasmado por un bonito anillo que ella llevaba en su pata y
Marina muy orgullosa le contó que se lo habían colocado unas
personas que se dedicaban a cuidarlas y a seguirles el rastro en su
ruta migratoria. La sonrisa del pequeño se desdibujó – A mi nadie
me cuida, ni nadie me sigue el rastro- pensó triste. Pero Marina de
inmediato se dio cuenta y con carrizo y semillas le hizo un anillo
que le colocó a Tony en su dedo índice. Así fue como Tony se
convirtió en un “Niño Migratorio” y se hizo esta nueva amiga
con la que caminaron muchos kilómetros, hasta que ella decidió
continuar volando. Decía que para ella era muy dura la ruta de los
hombres migratorios. Se despidieron con mucha angustia, ella le
prometió que siempre le seguiría el rastro y le encargaría a sus
compañeras que lo cuidaran y la mantuvieran informada de su camino.
Después de andar un
rato largo solo, como no sabía bien que caminos seguir, le preguntó
a otros caminantes. Al verlo tan diminuto los hombres le decían que
era peligroso que fuera solo para allá y le indicaron un lugar
donde podía encontrar más gente que iba con la misma dirección.
Siguiendo el consejo, Tony se acercó a un grupo grande de gente que
se iba para el norte y estuvo hablando un rato con el viejo Juan, un
señor que ya había ido cuatro veces “al otro lado” (así
también le decían al Norte). El niño le preguntó intrigado, si
alguna vez conoció al pescador Dreamworks, el de la Luna, el
del televisor... el anciano no lo había conocido, porque siempre
había mucha gente haciendo fila para verlo, entonces le propuso al
niño de seguir juntos y adelantarse para ser de los primeros en la
lista de espera del muchacho.
Tony y el viejo Juan
viajaron juntos un buen rato. Una vez tuvieron que cruzar un río,
entonces el viejo amarró una larga soga con un extremo a una orilla
del río y el otro en una rama del otro lado y cruzaron agarrándose
bien fuerte. Se mojaron mucho y se secaron en una fogata donde el
viejo Juan le contó de algunas leyendas que existían sobre el
Norte.
El pequeñito escuchaba
atento mientras secaba sus calcetines en la fogata, a través de los
agujeros que ya tenían sus zapatos por tanto caminar.
“Cuentan y dicen que
para llegar al Norte y conocer al pescador de la Luna, hay que pasar
varias pruebas muy difíciles. Dicen que la única manera de cruzar
el gran territorio que nos separa del “otro lado”, es montando a
“La Bestia”, una oruga gigante, muy larga y rápida que hace ese
recorrido muchas veces, buscando comida y transportando mercancía
para la zona en guerra. Pero la zona en guerra es muy peligrosa, allí
la gente se alimenta de balas y pólvora cruda. No les importa nada
más, por eso la bestia va a llevarles su comida, a cambio de que la
protejan de todos aquellos que la quieren matar porque da mucho
miedo. Finalmente si se logra llegar hasta el territorio de los
Devora Balas, se debe trepar un muro gigante, tan grande, pero tan
grande, que mucha gente se regresa y es capturada por los Devora
Balas.”
Tony escuchaba asombrado
imaginando la aventura en la que se había metido. Después de varios
cuentos el niño se quedó dormido mientras el viejo cuidaba al
fuego. Al día siguiente nació Papalote. El viejo tomó una caña ya
seca y con su machete talló algunas varillas finas que amarró en
forma de rombo y finalmente pegó con cinta unas bolsas de plástico
de colores, le amarraron un hilo bien largo de un lado y también le
pusieron la cola, con moños de la tela de una camisa que ya tenía
muchos agujeros. Esa tarde se encontrarían con La Bestia y el viejo
ya no se subiría, temía no aguantar como antes, su cuerpo sin
fuerzas y deteriorado no podría afrontar más tantos desafíos. Tony
tendría que ir sólo con Papalote y despedirse de aquel gran amigo
al que nunca olvidaría.
Tony y Papalote se
toparon cara a cara con La Bestia, no la habían imaginado tan
grande, tan alta, tan fabulosa... las personas que llegaron antes que
ellos los ayudaron a subir. Se agarraron bien fuerte a los pelos del
animal y cuando empezó a correr la oruga, Papalote se dejó ir bien
alto, amarrado a un dedo de Tony para cuando él lo necesitara. Se
hicieron muy amigos: cuando llovía Papalote lo cubría, y si hacía
mucho sol que curtía la piel, Papalote le brindaba sombra. Ambos
reían mucho y sus risas retumbaban en la distancia. Un día de esos
en los que hasta al cielo le da por llorar, Tony le confesó a
Papalote que le daba miedo llegar al territorio de los Devora Balas y
que no sabía cómo iba a subir aquel muro tan alto del que el viejo
Juan le habló. Entonces los dos comenzaron a crear una estrategia
para pasar al “otro lado”.
Todo sucedería en la
noche, debían agudizar su vista en la oscuridad para no llevarse las
cosas por delante, ni hacer ruido. Tony correría con el hilo de
Papalote, los vientos los favorecerían, y la cometa se elevaría por
los cielos hasta que el pequeño también lo hiciera, sujetado fuerte
a su hilo. Entonces llegarían al otro lado y buscarían al muchacho
pescador y lanzarían una escalera hasta él y cumpliría n aquel
sueño.
La noche tan esperada
llegó, ambos estaban muy nerviosos, el viento era perfecto, la
visibilidad era mala, llovía. Los traga balas andaban inquietos
iluminando el muro. A la cuenta de tres Tony comenzó a correr y
Papalote se elevó alto, hasta que se le olvidó el miedo. Entonces
por primera vez en su vida, el pequeño Tony comenzó a volar
amarrado del hilo de su amigo. Fue tanta su felicidad que comenzaron
a reír y su risa a retumbar... y los traga balas los comenzaron a
iluminar con focos muy potentes. Papalote hacía lo posible por
esconder al niño y fue así como el nylon de Papalote fue atravesado
por una bala, pero ya habían cruzado al otro lado. Mientras caían
se abrazaban y Tony lloraba mucho mientras Papalote se despedía.
Sin embargo, en un
momento la caída se detuvo y comenzaron a subir, lentamente. Tony
sintió que algo lo detenía desde su cinturón: era un anzuelo, un
gancho gigante de un pescador. El niño siguió con la vista aquel
hilo de pescar y divisó en lo alto al muchacho que tanto quería
conocer. Papalote y él estarían bien en la Luna. Marina debía
saberlo, sino se preocuparía demasiado, entonces Tony escribió un
mensaje en un papel, lo amarró a su anillo y lo lanzó al aire...
“Querida Marina: quería
decirte que no tienes que preocuparte más por mi, ya llegué con
Dreamwork, me quedaré aquí pescando en la Luna.
Tu amigo Tony ”
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